Tasa de rebote en web: una métrica con trampa

como mejorar la tasa de rebote

La tasa de rebote es uno de los parámetros objetivos (KPI) que suelen traer de cabeza a los profesionales de marketing y, a veces, obsesionar en exceso a los responsables de las empresas a las que afecta. En este post vamos a repasar el concepto de tasa de rebote, cómo interpretarla de forma correcta y cómo mejorarla.

¿Qué es la tasa de rebote? Ejemplos y reflexiones

En resumen, se trata de la visita de un usuario a una página web y que no pasa de la visualización de un apartado. ¡Entra y se marcha como el rayo!

¿Sencillo, verdad? Quizás no tanto. Veamos algún ejemplo:

Ejemplo 1. Web corporativa de una empresa:

  • El usuario accede a la portada de la web y se marcha, sin visitar ningún apartado de servicios ni realizar acciones.
  • Entra en una entrada de blog, lee el contenido completo y se marcha.

Ambas son tasas de rebote y se contabilizan como tal, pero compararlas carece de sentido. A primera vista, parece que el rebote en portada es más relevante que el de la entrada de blog, ya que leer un contenido y marcharse al terminar es algo normal, aunque acceder a una página de inicio y no hacer una segunda interacción es raro. Puede ser, pero aun así es subjetivo. Vemos el siguiente ejemplo.

Ejemplo 2. Misma web que la anterior, mismos apartados, pero diferente comportamiento:

  • Accede a la portada de la web, le convence la presentación de la empresa, ve que ofrecen el servicio que necesita y hace clic en el enlace de Whatsapp para preguntar precios y solicitar un posible encargo.
  • Entra en una entrada de blog, lee el contenido completo y se suscribe al boletín mensual que ofrece la empresa por email.

En estos casos la visita también se contabiliza como rebote, pero hemos conseguido un potencial cliente y un suscriptor a nuestro boletín (potencial futuro cliente o lead).

Reflexión: el porcentaje de rebote es una métrica que sin otros datos complementarios no aporta información analítica útil para la toma de decisiones. Por eso, es muy importante configurar de forma correcta la medición de esta métrica y apoyarnos en otros parámetros que nos ayuden a valorar nuestra tasa de rebote.

¿Cuál es una tasa de rebote aceptable?

La tasa de rebote media se sitúa entre el 40 % y el 60 %, aunque varía de manera significativa según el sector de la empresa, el formato de la web y el origen del tráfico. No es lo mismo una página corporativa que un e-commerce o una web de un cerrajero de urgencias que un bufete de abogados. También es distinta una página web comercial con tráfico procedente de una campaña de Google Ads (tráfico caliente) que una web informativa con tráfico orgánico.

¿Esto implica que si mi web presenta una tasa de rebote inferior al 60 % es normal y por debajo del 40 % es buena? En términos estadísticos SI, en la realidad del negocio NO tiene porque.

¿Cómo mejorar la tasa de rebote de mi web?

No existe una fórmula mágica para ello y es un concepto al que afectan numerosos aspectos de la estrategia, pero estos son algunos puntos clave:

1. Configura de forma correcta esta métrica en Google Analytics o el sistema de medición que utilices. Para esto, detecta aquellos comportamientos que, a pesar de considerarse de rebote, en la realidad no lo son para ti. Por ejemplo:

  • Usuarios que clican en el teléfono, el enlace a Whatsapp o al chat.
  • Quienes hacen más del 80 % de scroll en un apartado.
  • Aquellos que se suscriben a un boletín.
  • Etc…

Una vez tengas identificados todos los casos que no deben contabilizarse, configura Google Analytics para que considere dichos eventos como interacciones y no formen parte de la tasa de rebote. Es algo sencillo de hacer, pero siempre puedes consultar a Google o a ChatGPT si tienes dudas.

2. Apóyate en otras métricas que te ayuden a entender mejor la tasa de rebote, evaluar la importancia de la misma y detectar las fuentes y apartados que más afectan. Por ejemplo:

  • Promedio de tiempo.
  • Páginas por sesión.
  • Flujos de usuarios.
  • Tasa de conversión.
  • Porcentajes de salida.
  • Tráfico por fuente o canal.
  • Interacciones por visita.
  • Comportamiento de segmento de usuarios.

3. Utiliza herramientas complementarias que aporten los datos de Google Analytics para enriquecer la información y detectar posibles errores y potenciales mejoras:

  • Grabación de sesiones y mapas de calor: imprescindibles para analizar el comportamiento en detalle de los usuarios, en concreto, los que se contabilizan como rebote. También resulta útil para detectar fallos a nivel estructural UX/UI y a nivel de conversión (CRO). Herramientas como Hotjar o Smartlook te pueden ayudar.

  • Tiempo de carga de la web: factor muy importante que afecta al porcentaje de rebote. Ya sabemos que los humanos no tenemos paciencia. O la web carga rápido o la visita se esfuma. No sin antes contabilizarse como rebote. Herramientas como Page Speed Inside o GTMetrix son de gran utilidad.

Y hasta aquí nuestro granito de arena con el fin de entender bien el funcionamiento de la tasa de rebote en una web y cómo mejorarla para conseguir nuestros objetivos.

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